Ficha técnica
Año de estreno: 2014 (21 de marzo 2014 en España)
Duración: 100 minutos
Presupuesto: Desconocido
Nominaciones: 9 en los Oscars, 4 en los Golden Globes (1 victoria) y 10 en los BAFTA
Director: Wes Anderson
Reparto: Ralph Fiennes (M. Gustave), F. Murray Abraham (Moustafa), Adrien Brody (Dmitri), Tony Revolori (Zero), Willem Dafoe (Jopling), Jeff Goldblum (Deputy Kovacs), Jude Law (Young Writer), Bill Murray (M. Ivan), Harvey Keitel (Ludwig), Edward Norton (Henckels), Saoirse Ronan (Agatha), Tilda Swinton (Madame D.), Léa Seydoux (Clotilde)
Resumen
La película narra la historia de Gustave H, un famoso conserje del hotel Grand Budapest, y de Zero, el nuevo chico del vestíbulo del que Gustave hará su protegido y le enseñará todas las artimañas del oficio. La historia está dividida en varias épocas con distintos protagonistas, aunque con un narrador fijo (Jude Law) que durante un retiro al Grand Budapest Hotel decide conocer la historia de su verdadero dueño y de las aventuras de Moustafa de joven con Gustave. Las historias se suceden, y por ello la película está divididas en capítulos (como en una obra de teatro con actos). Todo empieza cuando Madame D. muere, presuntamente asesinada por M. Gustave, que era su amante cuando ella venía al hotel. El hijo de Madame D., Dmitri, se pone furioso cuando aprende que su madre le heredó al conserje un cuadro muy valioso y por lo tanto lo acusa de asesinar a su madre. Sin saberlo, Zero se meterá en una aventura que le llevará a viajar por muchos lugares, huir del ejército (al no tener permiso de residencia), ayudar a su jefe Gustave H escapar de cárcel y también enamorarse de la joven pastelera del pueblo.
Un casting cinco estrellas
Nada más ver el cartel de la película vemos que Wes Anderson se rodeó de actores de renombre pero sobre todo de talento. Con la única excepción de Saoirse Ronan y Tony Revolori, el resto de actores es bastante conocido del gran público y incluso algunos de ellos llevan décadas en la cima. En ese aspecto, Wes Anderson logra rodearse actores talentosos, algunos de ellos con los que colaboró en otras de sus películas (al estilo de Tim Burton), que permiten darle un plus añadido a la película que a pesar de ser algo extraña y atípica, en cuánto a lo que se ve hoy en día en Hollywood, logra embarcar al espectador en una aventura anormal pero maravillosa. A pesar de haber realizado ya varias películas conocidas como The Royal Tenenbaums, The Darjeeling Limited o Moonrise Kingdom, y haber sido nominado ya 3 veces para los Oscar, nunca había visto alguna de sus películas, y es por eso que decidí ir a ver The Grand Budapest Hotel, con la curiosidad de conocer dicha película que logró atraer mi atención pero también para conocer a ese director de cine. Y la verdad es que quedé bastante satisfecho al salir de la sala de cine, y eso que The Grand Budapest Hotel no es de esas películas «pop-corn» (mucho espectáculo y fuegos artificiales) o de acción que tanto me gustan y que se hacen por centenares cada año en Hollywood. Con un toque artístico y unos planes que acompañan a la perfección la narración de la historia y el encanto de la película.
La historia en sí de la película es ya bastante peculiar, pero la realización y el diseño le dan un plus extraño al universo en el que entramos sin dificultad y queremos saber lo que pasará a los protagonistas, aunque ya intuimos que no será un happy ending.
La historia se sitúa en un país ficticio que entra en guerra con el país vecino, aumentando así las dificultades para Gustave y Zero en escapar de la ira de Dmitri y de su matón Jopling. La narración está separada en varios capítulos pero también en varias épocas. Se podrían destacar tres épocas distintas (descontando la escena principal que sería el presente), una primera dónde vemos a un viejo autor grabando un vídeo que luego cuenta su estancia en dicho hotel décadas antes, autor que es jugado por Jude Law. En ese hotel, se encontrará con viejo Moustafa al que le pide que le cuenta la historia del hotel y de su dueño que está relacionada con su propia vida, y por lo tanto nos envía unos 30 años atrás para contarnos como empezó su carrera como chico de vestíbulo y su relación con M. Gustave. Como pueden ver, ya la historia en sí parece ser la historia de la historia de la historia, dándole de inicio un sentido descabellado a la película pero es lo que la hace interesante. En efecto, aunque ya intuimos el desenlace de la juventud del señor Moustafa, resulta apasionante seguirlo en su aventura con Gustave para conocer la historia del hotel Budapest.
Como dije anteriormente, uno de los aspectos que me gustaron de la película, con el juego de los actores y su historia, es la realización por parte de Wes Anderson. El director usa y abusa de los distintos planes que existen para dar una mejor inmersión en la película, pasando de un plano americano a un gran plano general mostrando por lo tanto todo el lugar en el que están situados los protagonistas. Incluyendo planos «falsos» en el sentido de que se ve claramente que lo que estamos viendo son maquetas (un claro ejemplo es una representación lejana del hotel con su teleférico). Esta mezcla de planos es lo que da esa sensación de fantasía a la película, un poco al estilo de lo que encontramos en Big Fish, y la sensación de aventura que vivimos al igual que Zero, el verdadero protagonista de la película.
Claro está que The Grand Budapest Hotel no es una película para todos los públicos, y no se esconde de ello intentando atraer a las grandes masas pero sí es capaz de llevarnos al mundo ficticio creado por su director durante hora y media sin darnos cuenta de que está pasando el tiempo. No cabe la menor duda de que lo más probable es que la película de Wes Anderson se lleve alguna que otra nominación para los Oscar de 2015, como viene siendo habitual en sus realizaciones. Por lo tanto os recomiendo ver la película si teneís la posibilidad de ir a verla, ya que vale la pena no sólo por su historia que parece tirada por los pelos por momentos, pero también por una realización impecable y un reparto excelente de actores fenomenales dónde hasta los que tienen menos minutos logran destacarse por su presencia.